A pesar de las lesiones que han estado a punto de retirarla, la gimnasta Roxana Popa (02-06-1997, Constanza, Rumanía) ve más cerca que nunca el sueño de ser olímpica.
“Cuando me mudé a España, con seis años, tenía claro que yo quería seguir creciendo como deportista aquí”, comenta la integrante de la selección española femenina de gimnasia artística y varias veces campeona de España.
Roxana comenzó a practicar este deporte con tan sólo cuatro años en su país natal y su madre, su gran descubridora, fue quien se percató rápidamente del potencial que tenía aquella niña.
Sin embargo, las lesiones no le han respetado en su carrera deportiva y, debido a dos operaciones en el codo izquierdo y tres de rodilla -se rompió el ligamento cruzado y los dos meniscos-, Roxana tuvo que aparcar la gimnasia durante tres años. La retirada estuvo cerca pero, finalmente, regresó con más fuerza: “Gracias a estas lesiones, aprendí a escuchar a mi cuerpo y volví más fuerte que nunca”.
«Gracias a las lesiones, aprendí a escuchar a mi cuerpo»
Ahora, clasificada para los próximos Juegos Olímpicos de Tokio 2021 junto al resto del equipo femenino español de gimnasia, la deportista de origen rumano ve en la capital nipona la recompensa a tanto sufrimiento. “Participar en unos JJ OO supone ver que todo el sacrificio, todo el sufrimiento, todo lo que he pasado todos estos años ha merecido la pena y que elegí el camino correcto”, asegura la gimnasta de 23 años.

Como deportista y mujer, Roxana Popa califica el crecimiento del deporte femenino español como algo “revolucionario”, que se está consiguiendo “gracias a nuestra lucha y a todos nuestros éxitos”.
El lema que Roxana muestra en sus redes sociales define su camino: «El deseo se convierte en entrega. La entrega se convierte en poder».
