La vigente campeona de Roland Garros, Garbiñe Muguruza, dijo adiós al torneo parisino entre el llanto y la rabia por el trato recibido por el público en el partido contra la francesa Mladenovic.
Garbiñe Muguruza se cruzaba en los octavos de final de Roland Garros, el torneo que defendía tras su triunfo en 2016, con la preferida del público francés, la jugadora local Kristina Mladenovic, y eso se notó porque los aficionados le hicieron la vida imposible durante el encuentro que acabó perdiendo por (6-1, 3-6 y 6-3, en 1h 59m).
«Va a sonar raro, pero estoy contenta de que esta etapa haya terminado»
«Lo del público ha sido obviamente duro para mí, así lo entiendo. En algunos momentos deberían haber sido más respetuosos, incluso con el juego, porque tuvimos que parar. El árbitro ha tenido que calmar a la gente todo el rato, parecía un partido de Copa Federación. No estoy aquí para crearme enemigos, porque me encanta jugar aquí, pero la sensación no ha sido buena. Estamos aquí para lo bueno y para lo malo. Amo este torneo y no importa lo que pase», reconoció entre sollozos la tenista hispano-venezolana, reina de Roland Garros en 2016.
También influyó en su ánimo que Mladenovic, 14ª del ranking WTA antes de París, celebrara cada fallo suyo con un estruendoso grito: «¡Forza!».
(Ver vídeo de la rueda de prensa entre los minutos 2:55 y 4:20).
Esta derrota sacará a Garbiñe Muguruza, hasta ahora número 5 del mundo, del Top Ten, pasando a ser la 14ª raqueta del tenis femenino mundial. La jugadora de 23 años no gana un torneo desde su triunfo en Roland Garros 2016 y, por raro que parezca, es un alivio para ella.
«Ha sido una parte de mi carrera que se ha acabado. Va a sonar raro pero estoy contenta de que esta etapa haya terminado. Quería llegar lo más lejos posible en Roland Garros, pero ahora todo el mundo va a dejar de preguntarme sobre este torneo. Va a ser como poder mirar por fin hacia adelante», concluyó Garbiñe Muguruza.
