En su columna de psicología y deporte, Virginia Sánchez nos ofrece una serie de pautas para afrontar uno de los momentos más difíciles para el deportista: las lesiones.
A lo largo de su vida deportiva, un deportista cualquiera debe anteponerse a diversas adversidades que irá encontrando en su camino, unas de las más duras, sin ninguna duda, son las lesiones.
El momento de una lesión es difícil, por lo que supone deportivamente (te aparta de los entrenamientos y de la competición), pero también por las consecuencias físicas (dolor e imposibilidad de llevar una vida normal en algunos casos) y también psicológicamente.
El deportista debe pasar por la fase de rechazo, por la mxalestar y por la de superación
Cuando se da una lesión hay que dejar que el deportista pase por las fases que necesite, las cuales se pueden resumir en una primera fase de rechazo, donde todavía no existe una consciencia plena de la lesión; otra de malestar, cuando comienzas a ser consciente de todo lo que conlleva la misma y, por último, una fase dónde aparece el deseo de afrontar la situación y ponerse manos a la obra con la recuperación. Cada uno tendrá su ritmo y pasará más rápido o más despacio por dichas fases, aunque lo ideal es que la última fase llegue lo antes posible.
¿Cómo afrontar una lesión de una forma positiva?
1 – Obtén información de tu lesión con tu fisio o con tu médico. Qué te pasa, porqué se produce, qué tiempos de recuperación estimados tiene, cómo puedo ayudar en una buena recuperación, que no me vendrá bien…
2 – Piensa en la lesión como una oportunidad para profundizar en determinadas destrezas. Una lesión te ayudará a mejorar tu tolerancia a la frustración y tu manejo de las situaciones adversas.
3 – Sé positivo y maneja el estrés de la mejor forma posible. Si tienes la oportunidad de trabajar con un psicólogo podrás afrontar la lesión de una manera mucho más positiva.
4 – Controla la ansiedad por una posible recaída. Tener niveles altos de ansiedad puede dificultar el proceso de recuperación, además la ansiedad es directamente proporcional al nivel de tensión muscular, por lo que puede contribuir a que el deportista recaiga, puede también disminuir el rendimiento del deportista una vez vuelva a los entrenamientos. En definitiva, los niveles altos de ansiedad no nos aportarán nada positivo, por lo que será muy interesante que dediques tiempo a aprender a manejarla.
5 – Busca el apoyo: en tu familia, en tus amigos, en tus compañeros de deporte y en tu cuerpo técnico.
6 – Si practicas un deporte de equipo sigue acudiendo a las competiciones, incluso a los entrenamientos si es posible. No desconectes de la dinámica del equipo, incluso puedes preguntar a tu entrenador en qué puedes colaborar y tener un rol diferente durante tu fase de recuperación.
7 – Que no te gane el dolor. En una lesión la aparición de dolor es normal, pero no dejes que te gane, intenta tener una visión lo más objetiva posible del mismo y no dejarte llevar por él.
8 – Ten claro que tú no sólo eres un deportista. A veces, cuando dejamos de practicar nuestro deporte por obligación, como es el caso de una lesión, aparece un sentimiento de pérdida de identidad, por ello debes aprovechar el tiempo en el que estás más alejado del deporte para hacer otras cosas que quizás antes no podías o para lo que te faltaba tiempo.
9 – Si tienes la posibilidad de trabajar con un psicólogo practica de manera habitual con él la visualización, puede ayudarte a acelerar tu recuperación y a tener un mejor rendimiento en tu vuelta a la competición.
10 – Aleja de ti las presiones para volver a la competición. La recuperación debe tener sus tiempos y no será positivo para ti presionarte por anticipar dicha vuelta.
11 – En tu vuelta ponte objetivos a corto plazo y no demasiado ambiciosos. No olvides que vienes de una lesión y que tu organismo no se encuentra en el mismo estado que antes de lesionarte, por lo que pretender estar al nivel anterior no debe estar en tus planes. Tus metas deben ser a muy corto plazo y quizás en tu vuelta tu único objetivo deba ser sentirte bien.
12 – Quizás te surjan dudas sobre cómo volverás a la competición, incluso miedo a la recaída. Controla tus pensamientos y nunca los dirijas hacia tu lesión, eso sólo hará que aumente tu ansiedad.
