¿Qué pasa cuando una mujer deportista decide ser madre? Virginia Sánchez deja bien claro en su columna semanal de psicología y deporte que, a pesar de los tabús, sí se puede.
Compaginar la vida profesional con la personal es uno de los objetivos principales del ser humano a día de hoy. Conciliación lo llaman. Cuando hablamos de deporte la cosa se pone aún más difícil, ya que dedicarse a él requiere echarle muchas horas; muchas horas a los entrenamientos, a preparar competiciones, a prepararse mentalmente… Y la cosa se complica aún más cuando eres mujer y quieres ser madre.
Ser madre no les hará rendir menos en el deporte
La vida deportiva abarca principalmente la juventud y la primera parte de la vida adulta, por lo que, habitualmente, las mujeres deportistas deciden ser madre una vez que se retiran, algo que a veces suele incluso precipitar este momento y es habitual ver casos de mujeres que acaban de decidirse por una retirada algo más temprana porque han tomado la decisión de tener un hijo, pero ¿qué pasa cuando una mujer decide ser madre durante su vida deportiva sin renunciar a ésta?
Quizás nos parezca una locura porque estamos, desgraciadamente, demasiado acostumbrados a esa absurda idea de que una mujer, una vez que es madre, deja de ser válida, o lo es menos, para el resto de asuntos. Aún hay mujeres que son preguntadas en sus entrevistas de trabajo por si tienen pensado tener hijos, incluso hay mujeres que son despedidas al quedarse embarazadas, por lo que no es de extrañar que muchos se echen las manos a la cabeza al pensar que una mujer pueda compaginar una vida deportiva con el hecho de tener un hijo.
Las mujeres deciden ser madres cuando se retiran
Pues bien, la realidad es que sí que se puede, ¿por qué no? En Campeonísimas hemos tenido la suerte de poder leer a mujeres que han tomado esta decisión, como Marina Alabau, Zulema Fuentes-Pila o Maialen Chourraut. Y es que la mujer deportista (y cualquier otra) debe tener claro que ser madre no debe privarle del resto de su vida. Es evidente que serlo va a condicionarlas, al igual que ser padres, pero esto no significa que se deba aparcar algo que hasta ese momento había sido uno de los aspectos principales en su día a día.
No debemos obviar que en esta aventura te vas a encontrar con dificultades. Para empezar, durante la última fase del embarazo la mujer tendrá que abandonar la actividad física y el entrenamiento, y a su vuelta a los entrenos tendrá que realizar una puesta a punto, pero nada demasiado diferente a lo que deben realizar al volver de vacaciones o después de un parón, por ejemplo. Una vez hayan conseguido volver a estar en forma, su condición de madres no les hará rendir menos ni competir peor. Incluso, puede que ser madre les haga entrenar unas determinadas habilidades psicológicas que les hagan rendir más y competir mejor.
Tres aspectos fundamentales
Ser madre y deportista es posible, sólo hay que tener claros tres aspectos:
1- Tener un hijo no significa abandonar el resto de cosas que te gustan y te llenan.
2- Es cuestión, como todo, de prioridades y gestión del tiempo.
3- No te permitas que aparezca el sentimiento de culpa. Practicar deporte no te hará peor madre ni te hará peor deportista.
Muy importante, y esto es trabajo de todos, debemos dejar al lado tabús tan antiguos como que el único fin de una mujer es ser madre o que tener hijos significa renunciar a todo lo demás. No privéis a vuestros hijos de ver las grandes deportistas que son sus madres.
