La psicóloga deportiva Virginia Sánchez subraya esta semana en su columna el papel crucial que desempeñan madres y padres para educar en la igualdad a sus hijos e hijas en el deporte y en cualquier aspecto de la vida.
El Athletic ha sido el equipo ganador de la Liga de fútbol femenino y parte de su afición y de personas aficionadas al fútbol en general pedían que saliera la Gabarra, al igual que cuando el equipo masculino consigue tal gesta. Pero no salió. Éste es sólo un ejemplo más de que en determinados deportes la igualdad entre sexos nos queda todavía lejos y toca seguir luchando.
Si vivimos en una sociedad en la que se supone que las diferencias por sexo no existen, ¿por qué sigue costando tanto que se imponga la verdadera igualdad? Es muy difícil encontrar dónde está el origen de todo y qué es lo que hay que cambiar para que a determinadas personas deje de sonarles raro escuchar a una chica decir que juega al fútbol, por ejemplo.
«Si te ven jugando con los niños
te llamarán marimacho»
Sin embargo, algo que podemos tener claro respecto a esto es que hay personas que juegan un papel fundamental: los padres. Se escucha demasiadas veces a niños preguntar estupefactos cuando ven a una jugadora en el equipo contrario: “¿Es una niña?” con los ojos como platos y no creyéndose lo que ve. Y es que resulta que en el fútbol federado los equipos son mixtos hasta la categoría infantil y, aún así, todos nos sorprendemos cuando nos encontramos a una chica jugando. Es muy difícil cambiar la forma de ver el mundo de un adulto, pero al menos deberíamos cuidar lo que decimos y lo que hacemos para no condicionar la forma de verlo de los niños, pero ¿nos comportamos los adultos de la mejor manera para que nuestros hijos crezcan pensando que no hay diferencias entre sexos?
Es muy importante que los adultos consigamos educar a nuestros niños y niñas no sólo en el respeto, sino también en la igualdad, ¿cómo?
1 – Elimina de tu lenguaje todo tipo de expresiones que hagan diferencia entre sexos.
Es demasiado y peligrosamente habitual que niñas que comienzan a jugar a deportes como el fútbol, el baloncesto, etc. escuchen comentarios como “No seas tan bruta jugando, pareces un niño” o “Si te ven jugando con los niños te llamarán marimacho”. En ocasiones, aunque los mensajes no sean tan claros, detrás de nuestras palabras se encuentran estas mismas conclusiones y es igual de peligroso. Debemos eliminar este tipo de mensajes hacia los niños de la forma más rápida posible y no hacer que asimilen como ciertas desde pequeñas este tipo de afirmaciones que sólo conseguirán condicionarlas.
2 – Apoya la elección de tu hija.
Si tu hija quiere practicar judo, kárate, fútbol o cualquier otro deporte que pueda estar más asociado a los hombres, apóyala para que lo haga y no la intentes convencer para que practique gimnasia rítmica, baile o natación. Cualquier deporte o actividad que le guste y que le aporte conocimientos y aprendizajes será positiva para ella.
3 – Que haya niñas que jueguen a deportes considerados “de chicos” no es raro.
Si tienes hijos varones hazles ver que es natural. Quizás te pida alguna explicación cuando se encuentre con una niña si no está acostumbrado, pero la única posible es que juega al futbol porque le gusta, igual que él. Punto.
4 – Elimina de forma drástica mensajes despectivos sobre el otro sexo.
Hay que desterrar frases hacia tus hijos varones del tipo “Corres como una niña”, “Chutas como una niña”. Y por supuesto también los mensajes a tus hijas del tipo “Corres como un niño”, “Chutas como un niño”, etc. Convertir en despectivo al sexo contrario solo crea barreras desde pequeños muy difíciles de derribar después.
5 – Educa a tus hijas para que sean capaces de lidiar con personas que las juzguen por su sexo.
Lamentablemente se encontraran con algunos casos. Tu labor es educarlas desde pequeñas a ser fuertes y decididas ante estos casos para que nadie consiga mermar sus ganas ni su autoestima simplemente por ser una chica.
Lo que debemos conseguir es una sociedad realmente igualitaria en la que cada niño y cada niña pueda ser libre para practicar el deporte y las actividades que quieran y les apetezcan. Para ello tendremos que ser capaces de educar a nuestros pequeños y transmitirles esos valores de igualdad. En este compromiso tenemos un papel importante todos, pero especialmente importante es el papel que juegan los padres y madres al educar a sus hijos. ¡Suerte!
