Queralt Castellet vivió la pasada primavera el momento más doloroso de su vida, la pérdida de su pareja y entrenador. Después de eso se planteó «abandonarlo todo», pero la tabla de snowboard, su pasión, su vida y lo que le unió a Ben Jolly, está siendo su mejor terapia.
Surgió sin querer, con la primera pregunta, neutra, típica, sin intención, pero un suceso tan dramático como la pérdida de tu pareja y entrenador lo cambia todo.
– Queralt, ¿cómo afrontas la nueva temporada?
– Tengo que organizar muchas cosas. Todo es nuevo, complicado desde el fallecimiento de Ben.
Ben Jolly era la pareja y entrenador de Queralt desde los 19 años, pero la pasada primavera falleció después de que le detectaran dos tumores en el cerebro. «Luchó con todas las fuerzas que tenía, que eran muchísimas, pero finalmente no pudo ganar este vez su serie», escribió en un valiente y sentido comunicado oficial la ‘rider’ catalana de 26 años.
No cogió la tabla en el verano por primera vez en su vida, se vino a España para arroparse en su familia y en la nieve flotaba la posibilidad de la retirada.
«No es que quisiera dejar el snow. Al principio, quería dejarlo todo. Tengo que agradecerle mucho a mis amigos que me animaron y casi me forzaron a subirme otra vez en la tabla. Y me sienta bien. Cuando estoy encima, estoy a gusto. Todo lo que soy y cómo soy es gracias al snow. Está siendo mi mejor terapia para tirar para adelante. Estoy segura de que es lo que Ben querría que hiciera. Fue él quien me convenció de que podía estar en la élite de este deporte. Él fue la persona que confió más en mí y creyó más en mí», comenta la deportista de Sabadell.
En este proceso, Queralt Castellet no quiere plantearse retos competitivos: «Quiero coger la tabla, empezar a subir mi nivel e ir haciendo competiciones. Ya veremos lo que vendrá después, pero ahora lo que quiero es bajar pistas, barandillas, dar saltos… De todo».
Rumbo al mejor half-pipe del mundo
La subcampeona del mundo en half-pipe en 2015 y participante en tres Juegos Olímpicos de Invierno, se trasladará esta semana a Suiza, donde entrenará en el mejor half-pipe del mundo.
«Está en Laax. El año pasado ya nos instalamos allí en un apartamento. Llevábamos mucho tiempo en los EE UU y me encantó nada más llegar. Te sentías com en casa. Todo estaba cerca y no solo entrenábamos, también salíamos a andar y a hacer rutas para conocer la montaña. Es un sitio muy acogedor, pero cuando nieva, nieva de verdad», comenta la rider.
«Siempre he sido optimista y lo voy a seguir siendo»
Para ella es el mejor half-pipe del mundo. Los datos lo corroboran: 200 metros de largo y 7 de alto. «Es el más largo que existe y si otros te permiten hacer 5 trucos, en este puedes llegar a 7 u 8. Además, tiene el arrastre al lado y sin andar subes y estás otra vez en el pipe. Otra cosa que me gusta mucho es que está construido por Jeremy Carpenter. Ha hecho muchos en EE UU y siempre me han encantado. Es un perfeccionista. Justo antes de la competición le puedes ver quitando cualquier piedrecita y le gusta escuchar al rider para mejorar».
Su ilusión por volver a subirse a la tabla de snowboard es el mejor síntoma de una persona excepcional. «Siempre he sido optimista y lo voy a seguir siendo», asegura Queralt Castellet.

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