Baile Deportivo

El baile, un deporte de tacones, maquillaje y vestidos con cristales de Swarovski

¿Es el baile deportivo un deporte? Eva Moya, Campeona del Mundo de Bailes Latinos en 2015, resuelve las dudas sobre una práctica que aúna físico, psicología y que luce espectacular con trajes, peinados, zapatos y maquillaje. Y todo, en pareja y a ritmo de chachachá, vals o tango.

Eva Moya corta de raíz y amablemente el debate. «Por supuesto que el baile deportivo es un deporte». La barcelonesa, actual Campeona del Mundo de Bailes Latinos sénior y 13 veces Campeona de España, ofrece sus argumentos: «Existe una parte artística muy importante, como en la sincro, el patinaje sobre hielo o la gimnasia rítmica, pero hay otra parte física fundamental de resistencia, técnica, equilibrio, repeticiones… También cuenta la psicología, no lo olvidemos».

El baile deportivo se practica con tacones, maquillaje, horas de peluquería y vestidos caros. «Tardo cuatro horas en prepararme. Dos horas para el maquillaje, que aguanta el sudor, y otras dos para el peinado», asegura.

«El traje de cristales de Swarovski
se puede ir a más de 1.000 euros»

Los trajes hechos de telas flexibles y transparencias que acompañan el cuerpo de la mujer para que sus movimientos sean más vistosos y elegantes, pero quizás lo más llamativo sean «los cristales de Swarovski». «El traje que llevé a los Mundiales se puede ir más allá de los 1.000 euros. La primera vez que te lo pones sufres porque crees que se te van a ir cayendo todas las piedras, pero con el tiempo te das cuenta de que los vestidos son nuestra ropa deportiva y que si se cae algún cristal no pasa nada», señala.

La pareja, imprescindible

El baile deportivo solo se practica en pareja y la de Eva Moya es también su compañero sentimental, Rubén Viciana. «Empecé con 20 años en esto y ahora tengo 37. Al principio era un hobby, en el que acompañaba a mis padres a una escuela de baile social. Allí nos conocimos Rubén y yo. A mí me gustaba mucho bailar y a él le gustaba mucho yo (risas). Empezamos con un cursillo, luego con los bailes deportivos y en cuatro meses vimos que se nos daba muy bien», recuerda Eva Moya, quien apunta que desde los 15 años ha llevado tacones y que son imprescindibles para que la pareja sea armoniosa, ya que «Rubén es bastante alto. Mide 1,86 m y yo 1,62».

Eva Moya y Rubén Viciana

Los campeones del mundo de Bailes Latinos, Eva Moya y Rubén Viciana.

En cuanto a la convivencia, reconoce que «a veces es complicada, pero las victorias te saben a más. Tienes que aprender a diferenciar y no llevarte los problemas deportivos a casa o al revés porque, aunque estemos medio enfadados, hay que seguir entrenando. Con el tiempo se va suavizando todo y entiendes mejor a tu pareja dentro y fuera de la pista».

El deporte se divide en dos modalidades: bailes latinos, formado por samba, chachachá, rumba bolero, pasodoble y jive; y standard, que incluye vals inglés, vals vienés, foxtrot, quick step y tango. Además de Campeones del Mundo de Bailes Latinos el pasado diciembre, en febrero de 2015 también alcanzaron el subcampeonato de 10 Bailes, que reúne todos los citados anteriormente.

«Tardo cuatro horas en prepararme:
dos para el pelo y dos para maquillaje»

«Llegar hasta aquí te lleva muchos años porque tienes que ir a muchas competiciones, hacer mucho palmarés y que los jueces te conozcan. Tienes que ganarte un prestigio», comenta la bailarina quien desgrana los cuatro apartados que puntúan los jueces: «Coreografía, coordinación con la pareja, cómo te mueves con la música y técnica».

Todos los fines de semana fuera de casa

Sí, se puede vivir de este deporte. «Nosotros tenemos sponsors para el vestido y los zapatos, pero ninguna de las parejas del mundial de diciembre trabaja. Nosotros llevamos la escuela de baile Ballroom Terrasa y yo trabajo como asesora laboral en una gestoría, además de haber empezado la carrera de Relaciones Laborales y de tener la de Empresariales».

«Siempre he sido la más bailonga. No me bajaba del podio
hasta que cerraba la discoteca»

«Desde el principio nosotros tuvimos claro que esto se acabará algún día y que hay que prepararse para el futuro. El baile deportivo quema mucho porque viajas mucho. Ya ni me acuerdo del último fin de semana que pasamos en casa descansando. Siempre estamos de competición», comenta la bailarina barcelonesa.

Eva Moya reconoce que ya no tiene tiempo de salir a bailar por ocio. «Y lo echo de menos. Siempre he sido la más bailonga. Cuando me ponía a bailar, me aislaba del mundo. Me subía al podio y no me bajaba nadie de allí hasta que cerraban la discoteca. Ahora lo hago dentro de una pista de baile de competición». El ritmo siempre la acompañará, baile donde baile.

 

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